De cantidad a calidad
Si uno va por la calle en Tel Aviv o Jerusalén y le pregunta a los transeúntes que le expresen en una palabra el significado del deporte en Israel, seguramente tendrá tantas respuestas como transeúntes sean preguntados. Y no es porque hayan muchos factores para destacar y de donde sacar ejemplos para sus próximas generaciones, pero quizás por tener otras prioridades (guerras o dificultades económicas) y por otro lado, el aislamiento deportivo al que durante años el deporte israelí fue sometido por sus vecinos, dejaran su huella hasta no hace mucho tiempo, y determinasen que no sea precisamente en el terreno deportivo en donde Israel se ha destacado.
Sin embargo, en las ultimas cuatro olimpiadas, desde Barcelona 1992 hasta Atenas 2004 Israel ha estado en el medallero, demostrando que con una inversión efectiva, el deporte puede ser una faceta de destaque para el futuro del país. Pero no podemos dejar de lado la falta de cultura y tradición deportiva en un país que pese a que trata de vivir normalmente, no ha llegado a tal punto en que un acontecimiento deportivo sea el titular principal de los diarios como pueda serlo en otros lugares del mundo.
La influencia inmigratoria
Hablar de deporte en Israel es remarcar la influencia de las distintas olas inmigratorias en el desarrollo institucional en las distintas ramas a lo largo de la historia. Pioneras fueron las Macabiadas, que en sus primeras ediciones sirvieron de imán para que deportistas judíos venidos especialmente de Europa echen raíces en la Palestina dominada por Gran Bretaña. Mas tarde fueron las persecuciones nazis en países europeos donde instituciones deportivas como Macabi o Hacoaj en Alemania y Austria estaban establecidas durante décadas y la llegada de estos deportistas perseguidos a las costas mediterráneas fue la inyección y la base de lo que serian las instituciones como Hapoel como brazo deportivo de la Histadrut (Central de Trabajadores), Macabi (con su centro de agrupaciones deportivas en todo el mundo), Beitar (del Partido Revisionista) e incluso Elitzur (de las instituciones religiosas). Como se puede apreciar, la mezcla de deporte y política fue factor dominante durante las primeras décadas de existencia de Israel y en cierto sentido un freno para el desarrollo de grandes deportistas.
Las influencias de las “Centrales Deportivas” determinaron que se “empareje para abajo” y en vez de buscar e incentivar a las figuras destacadas en cada rama deportiva, se prefirió buscar el deporte amateur para todo el pueblo. De esta forma, el desarrollo en los deportes individuales fue hecho casi a pulmón en dos disciplinas (las más populares): el fútbol y el básquet pudieron, los cuales pudieron conseguir logros destacables.
A fines de la década de los 60’s y principios de los 70’s el fútbol israelí todavía era parte del continente asiático. El bajo nivel existente en el continente, le permitió a Israel llegar a clasificarse a dos olimpiadas (México 1968 y Montreal 1976) donde llegó a la meritoria fase de Cuartos de Final. Además, pudo clasificar por única vez a un Mundial, el de México 1970, donde logró dos empates (con Italia y Suecia), perdiendo sólo con Uruguay. Por otro lado, a nivel de equipos, tanto Hapoel Tel Aviv como Macabi Tel Aviv lograron clasificarse campeones asiáticos. Pero la Guerra de Yom Kipur y mas tarde el boicot impuesto por los países asiáticos, determinó que Israel entre en un aislamiento casi total en el plano futbolístico internacional que recién pudo romperse cuando a mediados de los años 90’s la UEFA aceptó incorporar primero a la selección y luego a los equipos israelíes a sus respectivas competiciones.
El fenómeno Macabi Tel Aviv
En básquet las cosas fueron un poco mejor. Israel estuvo siempre afiliado al continente europeo. A fines de los 60’s se produjo la llegada de varios jugadores norteamericanos judíos, en especial de Tal Brody en Macabi Tel Aviv y Barry Leivobich en Hapoel Tel Aviv, jugadores que venían de participar en la NBA y traían un bajage de profesionalidad que no se conocía en estas tierras orientales. A eso hay que sumarle el cambio de rumbo que fue tomando un ícono en el deporte israelí como lo es Macabi Tel Aviv en básquet con la esponsorizacion de parte de las industrias Elite y las transmisiones televisivas. Todo ello determinó que a fines de los 70’s y principios de los 80’s Macabi Tel Aviv se consagrara campeón europeo y la selección israelí llegase a un histórico 2º. lugar en el Europeo de 1979 y a un 7º. lugar en el Mundial de básquet disputado en España en 1986.
Pero no hay duda, que el salto de calidad para dar empuje a los deportes individuales vino de la mano de la inmigración rusa a principios de los 90’s. Cierto que en deportes como Judo, Lucha y Vela, Israel no estaba muy debajo del mejor nivel internacional. Pero la tragedia en los Juegos Olímpicos de Munich, donde 11 deportistas israelíes fueron asesinados por terroristas palestinos, redujo las participaciones y las invitaciones de países extranjeros que no quisieron tomar riesgos y con la excusa de no tener suficientes medidas de seguridad se evitaban del dolor de cabeza de la llegada de deportistas israelíes.
Salto de calidad
La llegada de entrenadores de la ex-URSS trajo un cambio profundo en la profesionalidad de los deportes individuales. A ellos hay que sumarle la creación del Departamento de Excelencia en el Deporte. Éste estuvo a cargo de seleccionar los planteles Olímpicos además de otorgar becas a los mejores deportistas. Incluso algunos de ellos pudieron dedicarse casi por completo al deporte, pasando a residir en el Instituto Superior de Educación Física Wingate cercano a Natania.
Ya en 1992 se vieron los frutos de ese cambio de política con los judokas Yael Arad (medalla de plata) y Oren Smadja (medalla de bronce). En 1996, en las Olimpiadas de Atlanta, fue Gal Friedman en Veleros Mistral que trajo una medalla de bronce; y por primera vez en la historia Israel participó en las Olimpiadas de Invierno en 1998. En Sydney fue un nuevo inmigrante (olé jadash), el kayakista Valeri Calganov, que trajo la 4ª. Medalla. La medalla dorada llegó de la mano de Gal Friedman en Atenas, agregándosele el judoka Arik Zeeevi con una de bronce en judo, demostrando que en esas ramas (judo y vela) Israel se ha transformado en una potencia mundial.
A todo esto hay que agregarle la decisión gubernamental de crear el Ministerio de Deportes, decisión largamente esperada por las autoridades y asociaciones deportivas para lograr una planificación a largo plazo. Los Juegos Olímpicos de Pekín están a la vuelta de la esquina y hay muchas esperanzas cifradas en los deportistas israelíes para que vuelvan con medallas del Lejano Oriente. Al judo y a los deportes de Vela hoy se les puede agregar el atletismo en la cima de las esperanzas locales. El saltador en garrocha Alex Avervuj y el joven Nicky Pahly en salto alto tienen chances de estar en el podio. Por último, esperemos que la selección preolímpica de fútbol logre en junio la clasificación a la Eurocopa y puedan mejorar lo realizado en México y Montreal.
Desde el Desierto del Neguev para Sporti – Deportes.co.il
Rubén Friedmann
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